EL PODER
DIRECTIVO-HANHAGA-Y LA PROVIDENCIA –HASHGAJA El significado del término hanhaga
en la Cabala En el lenguaje cotidiano un líder-manhig- es un hombre que guía a
otros hacia una meta determinada y el poder Directivo –hanhaga- es la cualidad
que caracteriza al líder. En la terminología cabalística, el poder directivo,
tiene un sentido más amplio. Cuando decimos que El creador dirije su mundo,
estamos diciendo que El abastece al mundo con todo lo necesario y que completa
todo carencia. En la Cabala, el poder Directivo representa una dimensión
espiritual, ya que el mismo se ejerce por medio de las sefirot, las cuales
actúan a nivel espiritual. Las sefirot las raíces de la realidad
material creada ex nihilo.
Sin las
raíces espirituales no tendría la existencia la realidad material.
Existen tres
tipos de poder directivo: a) de la bondad (jesed). b) del juicio (din) y c) de
la misericordia (rajamin). Cuando decimos que el Creador dirige a su mundo con
bondad, nos referimos a que las sefirot de la línea de la bondad, de la línea
derecha, son las predominantes; estas son las responsables de sentar las raíces
espirituales que vitalizan y sostienen a la realidad material.
Tras
asentarse estas raíces, un poder de iluminación especial las lleva de la
potencial al acto. Estas raíces, que fueron formadas bajo la directiva de la
bondad, son manifestaciones de la voluntad del Creador de dirigir a su mundo
con benevolencia. La diferencia entre el poder directivo de la bondad y el del
juicio reside en que, cuando se entrega la directiva a las sefirot de la línea
del juicio, la línea izquierda, la cantidad y calidad de las raíces
espirituales serán inferiores y de menor grado que las del poder Directivo de
bondad. Como resultado de esto, la realidad material, que no es más que la de
dichos poderes espirituales, también será menor tanto en cantidad como en
calidad. Estamos hablando de dos tipos de que llegan a los seres
creados.
Abundancia
espiritual, que es la totalidad de las luces emergentes de las sefirot. Abundancia
material, creación ex nihilo, que es la traslación de dichos poderes
espirituales para el usufructo del hombre. En contraste con el hombre que
necesita convertir la abundancia espiritual en material, hay criaturas más
elevadas, como por ejemplo los ángeles, que no necesitan nada material, ya que
carecen de cuerpo, y la abundancia que les llega de las sefirot es puramente
espiritual. A continuación nos referiremos a la relación existente entre los
distintos tipos de Poder Directivo y las sefirot.
El Poder
Directivo en las sefirot jesed, gevura y tiferet
A pesar de
que el Poder Directivo del mundo se divide en diez sefirot, las mismas se
subdividen en tres categorías principales: a) la de la bondad, b) la del
juicio, c) la de la misericordia. Y si bien estos tres tipos se adaptan a las
sefirot de jesed, gevura y tiferet, los sabios cabalistas que recibieron su
sapiencia del profeta Elías, nos enseñaron que durante los seis mil años de
existencia del mundo los seres humanos no lograran adaptarse a estas tres
categorías, debido a su bajo nivel espiritual. La explicación es la siguiente.
Como la esencia de la bondad es brindar generosamente, sin límites, se necesita
un enorme nivel espiritual para sobreponerse al instinto que inclina al
individuo a apropiarse de la abundancia material y espiritual provenientes del
Poder Directivo del jesed, en lugar de dirigirlo por completo al servicio del
Creador. Ya que durante los seis mil años no logramos los medios para recibir
todo este bien, el resultado inevitable ha de ser olvidarnos de Quien nos lo
proporciono, tal como está dicho: < Y Ieshurun engordo y luego pateo>
(Deuteronomio 32:15)
Por otro
lado, el mundo no puede soportar la severa crítica que caracteriza al Poder
Directivo del juicio. E incluso el Poder Directivo de misericordia, que es el
Poder Directivo verdadero en su mayor esplendor, no se adapta a las criaturas
que no han llegado aún al nivel de la verdad. Por consiguiente, vemos una
realidad por espacio de seis mil años, en la que ninguno de los tres principios
rectores (bondad, juicio y misericordia) se adapta. Es por eso que El Creador
emano para este periodo un Poder Directivo combinado entre las sefirot de
netzaj, hod y iesod y las sefirot de jesed, gevura y tiferet, creando un tipo
particular de conducción adaptado a este tiempo.
La división
de las diez sefirot y el Poder Directivo
La
características de la sefira de Keter es la abundancia de bondad y misericordia
ilimitados para con lo creado, sin importar los méritos del receptor. Al
respecto escribe el talmud: a
pesar de que no lo merezca (Tratado Berajot 7ª). Desde este punto de vista,
tanto la sefira de jojma como la de bina representan una gran nivel de bondad,
debido a su alto nivel espiritual. En otras palabras, cuando El Creador dirige
su mundo a través de las sefirot de Keter, jojma y bina, una gran abundancia
viene al mundo, sean sus criaturas merecedoras o no. Y aunque la bina sea la
raíz de la línea izquierda, los juicios solo provienen de la sefira de gevura.
La bina, por
formar parte de las tres sefirot primarias, es poseedora de bondad y
misericordia absolutas. Lo que caracteriza a las tres primeras sefirot es la
cualidad de infundir el bien en abundancia sin discriminar entre el justo y el
malvado. Más la sefira de jesed, cuya cualidad es proporcionar generosidad en
abundancia, la otorga solo a quien la merece. La sefira de gevura se
caracteriza por su limitación y restricción, y este es el juicio en que se
sentencia a cada uno de acuerdo a sus actos. Tiferet es la sefira que media entre
jesed y gevura, pero tiende más a la derecha, hacia la bondad. La cualidad de
la sefira de netzaj es la de guiar de acuerdo a la bondad-jesed-, pero no según
la bondad pura sino integrada con el juicio. Por ejemplo: cuando un hombre es
castigado y considera que se le ha hecho un mal, a este Poder directivo se lo
denomina -tzadik vera lo.
Y si
preguntamos: ¿Qué clase de bondad es esta? La respuesta es que el Eterno hace
un gran bien con él, porque, como quiere beneficiarlo posteriormente, lo
castiga en este mundo para expiarlo y quitar toda inculpación hacia él; así
podrá recibir el bien eterno en el mundo por venir. Este es un ejemplo de la
bondad integrada con el juicio. La cualidad de la sefira de hod es el juicio
integrado con la bondad, y un ejemplo de esto es ,-rasha
vetov lo. Al malvado le parece que le están haciendo un bien, pero la verdad es
que lo que está recibiendo es la retribución a los pocos méritos que obtuvo en
este mundo; lo que de verdad se merece lo recibirá en el Mundo Venidero. Este
es un ejemplo del juicio integrado con bondad. La sefira de iesod es la que
media entre las sefirot de netzaj y hod, pero se inclina hacia la izquierda.
Vemos que el
Poder Directivo de estas seis sefirot –jesed, gevura, tiferet, netzaj, hod y
iesod- se realiza de acuerdo al comportamiento humano, y por eso al Poder
Directivo de estas se lo denomina . Frente a
este, la directiva de Keter jojma y bina es absolutamente independiente de las
acciones humanas. La característica de la sefira de maljut es recibir de las
sefirot y supervisar a las criaturas, para revelar el reinado divino en el
mundo.
La sefira de
maljut- conexión entre el Creador y Sus criaturas El objetivo de la creación es
revelar la unidad del Creador. Para lograrlo El Eterno quiso que Su presencia y
providencia se extendieran sobre sus criaturas. En otros términos, El Creador
quiso que las criaturas, poseedoras del libre albedrío, supieran que existe una
realidad espiritual que las conecta con el Creador y que todas sus acciones
traen aparejadas una reacción apropiada en los mundos superiores. La realidad
espiritual que conecta entre las criaturas inferiores y su Creador es
denominada Shejina, la divina Presencia, lo cual implica que El Creador habita
entre ellos.
En términos
de sefirot, la Shejina es la sefira de maljut. Ella capta el servicio a Hashem
que realizan los hombres, y transmite lo que recibió a la sefira de iesod que
se encuentra por encima de ella. Debemos recordar que, la mano que se mueve, la
boca que habla y el cerebro que piensa, son meros instrumentos, ya que la
esencia del acto, del habla y del pensamiento es el alma humana. El alma de
cada persona en particular es la esencia misma del Infinito, la en
el hombre. Aquí podemos comprender como el servicio a Hashem, que es una labor
física, recibe significado espiritual de santidad y pureza. De hecho, lo que
hace el alma humana es las acciones físicas a valores espirituales.
La sefira de
maljut percibe el servicio a Hashem a través del alma. Si durante el
cumplimiento de los preceptos (como podría ser el ponerse las
filacterias-tefilin) logramos unir el pensamiento a la entrega y dedicación que
acompañan al precepto, ese acto no será un mero acto físico sino una acción que
vitaliza al alma, la . Aquí actúa la sefira de maljut y
traduce la acción del precepto, que es la voluntad del Creador, en valores
espirituales que se elevan así al grado de la sefira de iesod.
El Poder
Directivo pertenece a las sefirot, pero su consecuencia es la abundancia
material
La
abundancia que llega a los seres creados depende del tipo de Poder Directivo
que aplica El Creador en el mundo. A pesar de que el Poder Directivo es un
asunto espiritual por tratarse de la raíz de todas las cosas, de todas maneras
la consecuencia de estas raíces se expresa por medio de la abundancia material
o espiritual que llega a los seres creados. La realidad material en su
totalidad está compuesta por cuatro elementos: 1) fuego, 2) aire, 3) agua y 4)
tierra.
Cuando El
Creador rige a su mundo con bondad, la consecuencia de su Poder Directivo en el
mundo material es el elemento del agua (no nos estamos refiriendo solo al
elemento agua, sino a la materia en que el elemento agua predomina). Cuando El
Creador rige a su mundo bajo la característica del juicio, la consecuencia en
el mundo material es el elemento del fuego. Cuando El Creador rige a su mundo
bajo la característica de la misericordia, la consecuencia es el elemento del
aire. Esto indica que cuando El creador rige a su mundo bajo la característica
de la bondad, emergen raíces espirituales especiales cuyas consecuencias
materiales (la forma en que se traducen al plano físico) se manifiestan en el
elemento del agua, y cuando el Creador rige a su mundo bajo las características
del juicio, emergen raíces espirituales especiales cuyas consecuencias
materiales cobran formas de fuego; y la medida de la misericordia echa las
raíces espirituales cuya consecuencia es el aire.
Estos tres
principios, en conjunto con la tierra, que es maljut, componen toda la realidad
de los niveles inanimado, vegetal, animal y humano. Las sefirot de jojma, bina
y daat son la guía del Poder Directivo La base del Poder Directivo se encuentra
en las sefirot de jesed, gevura y tiferet. Estas sefirot son las encargadas de
establecer las reglas de la dirección del mundo. Pero es necesaria otra
decisión que determina la intensidad de este poder, o en otros términos, la
cantidad y calidad de bondad, juicio o misericordia que ha de llegar a los
seres creados. En las sefirot de jesed, guevura y tiferet se determina si el
Poder Directivo será del tipo de bondad, juicio o misericordia y en las de
jojma, bina y daat se estipula la intensidad de este poder. Por ejemplo, si se
determina que el Poder Directivo sea del tipo de bondad, en jojma, bina y daat
se decidirá qué clase de bondad, si bondad ordinaria o extraordinaria. La
diferencia se encuentra en la cantidad y también en la calidad. Bajo la
directiva de bondad ordinaria cada uno recibe de acuerdo a sus acciones, y bajo
la directiva de suma bondad también los impíos se ven beneficiados, aunque no
sean merecedores.
A modo de
ilustración se puede describir a la relación de las sefirot entre si como
centelleos de iluminación. Es como si una sefira enviara iluminaciones y
destellos de luces y la otra los recibiera. Desde el punto de vista
intelectual, las sefirot son poderes mentales cuya relación depende del mutuo
acuerdo entre la sefira dadora y la receptora. En este caso, las sefirot jojma,
bina y daat actúan como dadoras e influyen abundancia porque son el de
las sefirot. La s sefirot jesed, gevura y tiferet son quienes reciben este
poder y actúan conforme a él. En otras palabras, las sefirot de jojma, bina y
daat rigen y guían a las sefirot jesed, gevura y tiferet y por eso son
consideradas las guías del Poder Directivo.
En lenguaje
cabalístico decimos que las sefirot jojma, bina y daat se revisten en las
sefirot jesed, gevura y tiferet, y cuanto más completo sea ese proceso, cuanto
mayor aceptación y acuerdo exista entre las sefirot, más notoria será la
influencia de las sefirot jojma, bina y daat. Más arriba señalamos que el Poder
Directivo de las sefirot jojma, bina y daat es el más elevado, porque las
raíces que salen de ellas son las más prominentes cuantitativa y
cualitativamente. Por eso cuando percibimos un alto grado de iluminación y de
elevada intensidad ejercida por las sefirot jojma, bina y daat en jesed, gevura
y tiferet, el Poder Directivo de jesed, gevura y tiferet será de mayor calidad
y poder.
En otras
palabras cuando las sefirot jojma, bina y daat resplandecen en las de jesed,
gevura y tiferet con gran intensidad, aumentara el grado de bondad que surja de
jesed, gevura y tiferet; y cuando jojma, bina y daat quitan su fuerza de jesed,
gevura y tiferet, el resplandor de bondad que salga de jesed, gevura y tiferet
decrecerá. La transición del Poder Directivo a la providencia Hemos definido a
las sefirot jesed, gevura y tiferet como lo principal del Poder Directivo, y a
las sefirot jojma, bina y daat como su guía. La sefira de maljut es la
ejecución misma de la acción. Tomando el caso del hombre, vemos que no le es
suficiente pensar con el cerebro y sentir con el corazón, sino que requiere de
una fuerza adicional para lograr llevar las decisiones mentales al plano de la
acción. Lo mismo sucede al nivel de las raíces espirituales. Las sefirot
netzaj, hod y iesod tienen la cualidad de traspasar lo que se encuentra en
jesed, gevura y tiferet a maljut, y así echar las raíces de dichas fuerzas.
Ahora podemos dividir las sefirot desde un nuevo punto de vista: las sefirot
del Poder Directivo y las sefirot de la providencia.
Las sefirot
del Poder Directivo son nueve, y se dividen asi: jesed, gevura y tifiret – el
Poder Directivo principal; jojma, bina y daat- la guía del Poder Directivo, y
netzaj, hod y iesod – la transición del Poder Directivo a la providencia. La
sefira de maljut es la providencia en sí. Cada sefira está compuesta por diez
sefirot Hasta aquí, cuando nos referimos a las diez sefirot, causamos la
impresión de que cada sefira obra de acuerdo a su definición. Por ejemplo, la
sefira de jesed actúa única y exclusivamente con bondad y la sefira de gevura,
solo con valentía. Más esto no es así ya que cada sefira está compuesta a su
vez de diez sefirot.
La sefira de
jesed está compuesta por Keter de jesed, jojma de jesed, bina de jesed, jesed
de jesed, gevura de jesed, tiferet de jesed, netzaj de jesed, hod de jesed,
iesod de jesed y maljut de jesed. Esto ocurre en todas las sefirot, y de hecho,
estamos hablando de un sinfín de sefirot, ya que cada una de estas subdivisiones,
a su vez, esta subdividida en otras diez. Se puede considerar a la Emanación de
las sefirot como una saliendo de la anterior. De acuerdo a esto, a la
primera es la de las diez sefirot del MUNDO DE LA EMANACION, y de cada
una de ellas se desprende un sinfín de sefirot.
Cada sefira
que surge de la anterior es un pode espiritual, expansión de la divina
voluntad, que recibe su fuerza y su vitalidad de la causa que la genero. Visto
desde otra perspectiva, cada sefira se torna causa y raíz de una realidad
material, o como lo definimos anteriormente, cada sefira se convierte en la
forma de una determinada materia. Así la suma de todas las distintas versiones
de las sefirot conforman el total de formas de la realidad material. La sefira
de jesed del MUNDO DE LA EMANACION es la . En la segunda aparece
jesed de jesed o gevura de jesed, y en la tercera gevura de jesed de jesed, o
la gevura de la gevura de jesed, y así sucesivamente. En cada versión la
iluminación es más específica, es decir, se adapta más exactamente a una
realidad específica. Y así como no existe una iluminación similar a otra,
tampoco existe una realidad material idéntica a otra.
Así, y tal
lo aprendió, el MUNDO DE LAS EMANACION es el pensamiento de la creación, y las
diez sefirot del MUNDO DE LA EMANACION incluyen en sí todas las raíces
espirituales de todo lo que acontece en sus más ínfimos detalles. Por ejemplo,
la sefira de jesed del MUNDO DE LA EMANACIÓN, incluye todas las raíces de todos
los acontecimientos y las acciones que sustraen su fuerza de la sefira de
jesed. Lo mismo sucede con el resto de las sefirot.
Toda
realidad está compuesta por las diez sefirot
Mencionamos
anteriormente que toda realidad se conforma y está regida por las diez sefirot.
De hecho, cuando dos realidades se distinguen entre sí, lo que realmente sucede
es que las diez sefirot que las componen se diferencian. En otros términos, la
existencia y supervivencia de cada creación proviene del poder del Infinito
—Ein sof— que actúa en ella. Cada unidad de esta fuerza actuante se compone por
diez sefirot, ni más ni menos. Lo que ocurre es que la criatura de menor nivel
tiene menor capacidad de recepción, y en esto reside la diferencia entre los
seres creados. Ya que toda sefira está compuesta por diez sefirot, es como si
tuviésemos diversas «versiones», cada una ellas de menor magnitud e importancia
que la versión que la originó, siguiendo el principio del desarrollo gradual.
Recordemos que cada fuerza actuante es, de hecho, una unidad compuesta por las
diez sefirot.
Con esto se
explica el tema de los infinitos niveles de la fuerza actuante, los cuales se
adaptan a cada realidad de acuerdo a su nivel. Las acciones humanas provocan el
despertar de las sefirot Al igual que las ciencias naturales hablan de la ley
de conservación de la materia y la energía, la Cábala se refiere a la «la ley
de la conservación de las fuerzas espirituales» o «la ley de la conservación de
la obra del Creador». Todo lo que hacemos, hablamos o pensamos, trae aparejada
una reacción en los mundos superiores, es decir, en la raíz de todas las cosas.
Como ya lo mencionamos, El Creador quiso que su divina Presencia habitara entre
los seres por Él creados para preservarlos y cuidar sus actos. La Presencia
divina es la sefira de maljut.
Además, toda
persona posee un alma que es una «representante divina» situada en su interior,
de modo que todo lo que hace está permanentemente conectado con su alma.
Cuando
decimos que la sefira de maljut «capta» o «percibe» por un lado el servicio a
Hashem que el hombre realiza y, por el otro, sus malas acciones, nos referimos
a que la sefira de maljut está ligada al alma de esta persona. Así una esencia
espiritual (la sefira de maljut) se conecta con otra esencia espiritual (el
alma). Ya que el origen de todas nuestras acciones, palabras y pensamientos se
encuentra en nuestra alma, la sefira de maljut percibe la esencia de todo lo
que hacemos, decimos o pensamos. El rol de la sefira de maljut es recibir y
transmitir a las sefirot.
La conexión
entre la sefirá de maljut con la de iesod es en dos direcciones. Maljut recibe
de iesod y traspasa a los seres creados, y a su vez recibe de estos y transmite
a iesod. La sefirá de iesod transmite lo que recibe de maljut en dirección a
las alturas espirituales, hasta alcanzar la raíz misma de cada acción. Cuando
decimos que la sefirá de iesod transmite lo que recibió de la sefirá de maljut
a las sefirot superiores, estamos implicando que se establece una especie de
debate entre las sefirot de netzaj, hod y iesod para resolver si la esencia
espiritual recibida de maljut es digna de pasar a un nivel más elevado. Una
resolución positiva señala que existió un acuerdo entre las sefirot, y que
consideran que la raíz espiritual del servicio a Hashem es sublime y merece
ascender.
Cuanta mayor
devoción y entrega exista en el cumplimiento de un precepto, aunque el mismo
haya sido un acto físico realizado por el cuerpo, la raíz espiritual de dicha
acción será más sublime y excelsa. Así como todo acto material trae aparejado
alguna consecuencia, lo mismo sucede en el plano espiritual. Es así como el
servicio a Hashem a través de los preceptos de la Torá provoca la corrección
del alma y del mundo individual de la persona y repercute sobre todo el resto
de almas. Éste es nuestro anhelo por el que bregamos: corregir al mundo bajo el
Reinado divino. Éste es el propósito de toda la creación. La sabiduría
cabalística define y explica los procesos de esta preservarlos corrección.
Específica cuáles son las fuerzas espirituales que operan para corregir el mundo,
y qué correcciones en cadena se provocan. Más aún, explica cuáles son los daños
producidos por las transgresiones humanas y qué debe hacer el hombre para
remediarlo.
El despertar
inferior es equivalente al despertar superior El nivel más bajo es el de netzaj,
hod y iesod, y es cuando un hombre cumple los preceptos como si estuvieran
forzándolo. Aunque en la práctica realiza lo debido, lo hace sólo cediendo ante
presiones del medio. Cuando decimos que la sefira de maljut «recibe» el
servicio al Creador y lo eleva, debemos discernir si se trata de un servicio de
jojmá, biná y daat, jesed, gevurá y tiferet o netzaj, hod y iesod. El
cumplimiento de los preceptos de acuerdo a las presiones sociales corresponde
al nivel de netzaj, hod y iesod, y por eso la raíz superior de dicho servicio
es de un nivel inferior.
Por otra
parte, cuando un hombre cumple con un precepto a nivel de jesed, gevurá y
tiferet, con emoción y entusiasmo, la raíz espiritual de dicha acción es más
elevada. El nivel es superior aun cuando un hombre cumple con los preceptos
Divinos al nivel de jojmá, biná y daat. El despertar de los mundos superiores,
o sea, de las sefirot, está en función directa a la calidad del servicio a
Hashem, y la abundancia material y espiritual que llega a cada individuo
depende de la excelencia de su servicio.
El servicio
al creador con entrega absoluta
El mayor
nivel de servicio a Hashem es el realizado a través de la entrega absoluta
—mesírut nefesh. Este tipo de accionar se halla más allá del intelecto. Es más,
si esta persona lo consultara con su razón tal vez ésta le sugeriría no
hacerlo. Pero hay un impulso especial de Santidad que no puede someterse a la
lógica intelectual. Si el cumplimiento racional de los preceptos corresponde al
nivel de jojmá, biná y daat, el cumplimiento por entrega absoluta se identifica
con el nivel de la sefirá más elevada, el Keter. Así como el cumplimiento de
los preceptos al nivel de jesed, gevurá y tiferet despierta a las sefirot para
influenciar a la altura de jesed, gevurá y tiferet (y lo mismo en el caso de
jojmá, biná y daat y netzaj, hod y iesod), así también cuando el hombre sirve a
su Creador con entrega absoluta despierta a las sefirot para influenciar a un
altísimo nivel: el de Keter. Cuando se despierta en Keter la voluntad de
influir, llega una abundancia «sin fin». Éste es el nivel más elevado en el
servicio al Creador.
Aryeh Kaplan
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