Conversar con Hashém en mi idioma, con mi vocabulario y mi singular
estilo, esto es HITBODEDUT. "Como conversar con un íntimo amigo", nos
enseña Rabí Najman.
No solamente en tiempos dificultosos, cuando las cosas se tornan
complicadas, sino a diario hay que buscar un momento y un lugar tranquilo y ahí
con tus simples palabras conversar con Hashém.
El HITBODEDUT, de acuerdo a las enseñanzas de Rabí Najman, significa expresarse
delante del Todopoderoso abiertamente, conversar con él explayadamente. ¿Te
parece que no tienes nada para decir? ¿Cómo es posible eso? ¿Y qué pasa con
todas esas sensaciones que nos circulan por el corazón a diario o incluso varias
veces al día? ¿Cuántas cosas nos perturban? ¿O cuántos deseos que nunca pudimos
satisfacer por uno u otro inconveniente?
¿Quién no tiene algún problema sin resolver, o una duda sin descifrar?
¿Acaso puede alguien afirmar que ningún miedo lo perturba? ¿Y que pasa con las
incertidumbres? Qué hacer, adónde ir, qué decisión tomar, etc. ¿Cuántas
dificultades y peligros atraviesa el pueblo judío en estos momentos? ¿Tenemos
derecho a desentendernos de nuestros hermanos que sufren y esperan la salvación
de Hashém?
Y nosotros mismos, ¿no necesitamos también de la ayuda divina para
nuestra salud y bienestar? ¿Por la educación de nuestros hijos en tiempos de
deterioración de valores? ¿Y en general por todos nuestros seres queridos,
familiares, compañeros, etc.? Todo esto, y mucho más detallado, hay que
convertirlo en una conversación íntima con nuestro padre celestial.
Es muy probable que en un comienzo te sientas un poco desorientado o
incluso ridículo, de estar hablando con alguien a quien no podes ver ni
imaginar, con el propio Hashém del universo. Pero piensa esto ¿Cuánta gente en
el mundo se dirige diariamente al Creador y le rezan, en momentos de
sufrimientos o por alguna otra razón? ¿Entonces cómo puede ser que justamente
nosotros, sus hijos predilectos, quienes recibimos su Torá y somos sus delegados
en éste mundo, quedemos enmudecidos ante nuestro propio padre? ¿Puede ser acaso
que nuestro Hashém, que nos es tan cercano, que está siempre disponible, que
nos quiere, se preocupa por cada uno hasta el más mínimo detalle y nos atiende
con inmensa misericordia, nos resulte extraño o lejano?
La Torá dice: "¿Qué otro gran pueblo existe, que tiene un Hashém
cercano siempre que lo llaman?"(Deuteronomio 4-7).
Es decir, que siempre tenemos al Creador del universo muy cerca de
nosotros. Pero eso sí, "siempre que lo llaman", o sea, que nuestra
parte es la de acercamos a pedirle, a establecer relación, a desarrollar una
confianza, una sensación de proximidad. ¿Y como se hace esto?"Por cuanto
es muy cercana a ti esta cosa en tu corazón y en tu boca" (Deut. 30-14). Boca
y corazón tenemos todos, sólo falta abrir la boca y enseñarle al corazón a
sentir la Divinidad.
A medida que nos acostumbremos a conversar con Hasém descubriremos gradualmente
que no es un simple monólogo sino que percibiremos que él nos escucha e incluso
nos responde a través de su ayuda y podremos también darnos cuenta que se trata
de un perfecto diálogo en el cual él nos contesta por medio de todos nuestros
acontecimientos.
Entonces encontraremos sus huellas en todas las rutas de la
vida, también en aquellos rincones que hasta el momento nos parecían oscuros y
desolados.
En los momentos más difíciles y tristes llegaremos a experimentar su
abrazo de manera muy palpable y expresiva y su afectuosa mano guiadora nos será
perfectamente notable.
Tal como esta escrito:"Tú fuiste demostrado que tu Hashém es el
omnipotente, fuera de El no existe otro" (Deut. 4-35)
Rav Menajem Abdeljak
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