miércoles, 11 de octubre de 2017

TORÁH Y PLEGARIA


“Aléjate del mal y haz el bien…” (Salmos 34:15).


Cierta vez, Reb Guershon de Terjovitza le confesó al Rebe Najmán lo difícil que le era servir a Hashem.
El Rebe Najmán le contestó: “¡Sólo ocúpate de hacer el bien! ¡El bien quedará y el mal se irá!” (Tzaddik #447).
Hay muy pocas mitzvot con las cuales nos podamos ocupar de manera más total y consistente como el estudio de la Toráh y la plegaria. El Shabat viene sólo una vez por semana y las Festividades de manera menos frecuente. Dar caridad y otros actos de bondad dependen de la oportunidad y de los medios para poder realizarlos. Incluso la mayoría de las mitzvot diarias tienen su momento y características específicas. Pero no sucede lo mismo con el estudio de la Toráh y con la plegaria a las cuales puede dedicarse la persona cuando quiera y donde sea que lo desee. Así encontramos numerosas enseñanzas del Rebe Najmán que tratan de manera específicas sobre estas dos mitzvot. Además y frente de las otras mitzvot, ambos, el estudio de la Toráh y la plegaria sirven para un propósito más amplio: sin el estudio de Toráh es imposible saber qué debe hacerse, aun cuando uno quiera cumplir con las mitzvot y sin la plegaria es imposible realizar las mitzvot con total alegría y devoción.
“Todo lo que Hashem ha declarado, ¡haremos y escucharemos!” (Éxodo 24:7). ¿Es que esto tiene sentido? ¿Quién puede hacer antes de escuchar aquello que debe ser hecho? En este versículo, la palabra “escuchar” significa comprender. Así pues, los Judíos cumplirían primero con las mitzvot y luego llegarían a comprenderlas. “Cuando los Judíos dijeron: ‘¡Haremos y escucharemos!’, 600.000 ángeles descendieron y adornaron a cada Judío con dos coronas, una por el hacer y otra por el escuchar” (Shabat 88a). Estas dos coronas corresponden a la Toráh y a la Plegaria. Toráh es aquello que se nos ha revelado y es aquello que podemos hacer. La plegaria corresponde a aquello que esperamos alcanzar al avanzar cada vez más alto en nuestra comprensión, en nuestra habilidad para escuchar (Likutey Moharan I, 22:9).
Cada vez que Rabí Nejunia entraba a la casa de estudios recitaba una corta plegaria: “Por favor, Hashem, ayúdame a que no cometa un error o que yo sea la causa de un error; deja que mis colegas se regocijen en mí; que no tome una decisión incorrecta: que no llame impuro a lo puro ni puro a lo impuro; haz que mis colegas no cometan errores; y que yo pueda regocijarme con ellos.” Y al salir de la casa de estudio elevaba la siguiente oración: “Te agradezco Hashem, pues Tú has puesto mi parte entre aquellos que se sientan en la casa de estudios y no me has hecho estar con aquellos que pierden su tiempo en vanas conversaciones. Yo me despierto y ellos se despiertan. Yo me despierto para estudiar Toráh y ellos se despiertan para perder el tiempo. Yo trabajo y ellos trabajan. Yo trabajo y recibo la recompensa; ellos trabajan y no reciben recompensa alguna. Yo corro y ellos corren. Yo corro hacia el Mundo que Viene; ellos corren hacia el Pozo de Desperdicios” (Berajot 28b).
¡Ven a ver la belleza de nuestra santa Toráh! La plegaria de Rabí Nejunia contiene todas las enseñanzas que hemos tratado en los capítulos anteriores. Al entrar en la casa de estudio, Rabí Nejunia elevaba una plegaria simple. Pedía que tanto él como sus colegas se regocijaran en cada uno. Al pedir no caer en el error, estaba pidiendo ser guiado hacia la verdad. También pedía lo mismo para sus colegas, pues él veía sus puntos buenos y les deseaba éxito en sus estudios también. Luego, al salir, reforzaba su fe y oraba por no juntarse con aquellos que se sientan en vanas conversaciones, aquellos que no poseen fe en la Torá ni en el Mundo que Viene. Sus plegarias incluían estas enseñanzas, pues ellas son el requisito necesario para el correcto estudio de la Toráh y la plegaria.
Rabí Natán dijo que Hashem nos dio la Toráh, es decir el estudio de las leyes de la Toráh, a través de Moshé Rabeinu, pero la Toráh, los medios  y maneras de sentirlas y cumplirlas, Hashem nos lo dio a través de las enseñanzas del Rebe Najmán (Kojavey Or, p.69 #5). (La Toráh no sólo hace referencia a la Biblia y a la Mishná, sino también a todas las enseñanzas sagradas transmitidas por nuestros santos maestros, a través de todas las generaciones.)
También dijo Rabí Natán que el camino del Rebe Najmán unifica en sí mismo las virtudes de los jasidim y de los misnagdim. En general, los jasidim de esos días se volcaban con fervor a la plegaria, pero no se dedicaban con profundidad al estudio de la Toráh. Los misnagdim, por otro lado, se dedicaban de lleno al estudio de la Toráh, pero no eran devotos de la plegaria. El Rebe Najmán puso énfasis en las dos: en el estudio de la Toráh y en la plegaria (en cada área en particular y en la interconexión entre ambas) (Aveneha Barzel, p.52 #10).
Enseña el Rebe Najmán: Toda la Toráh que una persona estudia se unifica con sus plegarias e ilumina sus palabras. La Toráh refuerza y renueva la plegaria; la plegaria refuerza y renueva el estudio de la Toráh (Likutey Moharan I, 2:6). La fuente de la Toráh fluye desde la plegaria (Likutey Moharan I, 8:7).
Existen dos clases de plegarias: la plegaria por las necesidades materiales y la plegaria por las necesidades espirituales. Cuando la plegaria se centra en lo material, se encuentra entonces en un nivel muy inferior al estudio de la Toráh. Pero, cuando la plegaria se centra en lo espiritual, se halla entonces en un nivel superior al de la Toráh. Iaacov simboliza la Ley Escrita, Rajel simboliza la Toráh Oral y Lea simboliza la plegaria espiritual. Iaacov supuso que si quería obtener una total comprensión de la Toráh debía primero combinar la Ley Escrita con la Ley Oral (casándose con Rajel). La plegaria (Lea) seguiría después. Pero Hashem sabía que debería ser de otra manera e hizo que Iaacov se casase primero con Lea. Sólo es posible obtener la Toráh completa mediante la plegaria por nuestras necesidades espirituales (Likutey Halajot, Rosh Jodesh 5:29).
Cuando alguien le preguntó al Rebe cómo era posible llegar a ser un Judío verdaderamente religioso, el Rebe Najmán le respondió que lo único que debería hacer era orar y estudiar y orar (Rabbi Nachman’s Wisdom # 287; Siaj Sarfei Kodesh 1-220).


TODA LA VIDA
Hay mucho que un hombre debe hacer en su vida. Para poder sobrevivir, debe prepararse con los medios  como para adquirir comida, vestimenta y refugio. Luego de casarse, debe sostener las necesidades de su esposa y familia. Más adelante, debe asegurar el futuro de sus hijos hasta que éstos se casen, e inclusive a veces hasta después de ellos. El Rebe Najmán conocía todo ésto y sin embargo dijo “¡¿Qué otra cosa tiene que hacer una persona en este mundo más que orar, estudiar Toráh y orar?!” (Rabbi Nachman’s Wisdom #287).
Esto podremos entenderlo mejor, luego de estudiar la siguiente afirmación talmúdica: “Come pan con sal, bebe poca agua, duerme en el suelo y vive una vida de sufrimiento. Si así lo haces, afortunado eres, bien te irá. Afortunado en este mundo. Bien te irá en el Mundo que Viene” (Avot 6:4). ¿Afortunado? ¡¿Es realmente una buena vida comer sólo pan con sal?! ¡Debe de ser una broma!
Rabí Natán explica esta Mishna de una manera muy simple. Si el objetivo de una persona es vivir en una gran mansión, con exquisitas comidas, con la mejor vestimenta, etc. de hecho su vida será muy amarga. ¡Cuánto tendrá que trabajar, cuantas horas deberá perder, para llegar a tener el dinero necesario para todas estas cosas! La mayor parte de la humanidad trabaja durante toda su vida para llegar a cubrir sus necesidades básicas. Cuán pesado será entonces alcanzar esa “buena vida.” Y aun si la persona se dedica a ello, se “vende” a sí misma para lograr esos objetivos, ¿es ello garantía de que podrá lograrlo? Lo más probable es que no lo consiga.
Y más aun, cuando la persona se entrega a semejante objetivo, ¿qué tiempo le queda para la Toráh y la plegaria? ¿cómo podrá llegar a concentrarse en la plegaria, a la mañana, cuando debería estar trabajando? ¿cómo puede llegar a disfrutar de una vida de Toráh, cuando el tiempo que tiene sólo lo puede utilizar para pensar en dinero y en cómo vivir mejor?
Pero es muy diferente si la persona dedica su vida a la Toráh y a la plegaria. Entonces, siempre tiene tiempo para vivir, ser feliz y estar tranquilo. La persona cuyo objetivo es vivir una vida de Torá utilizará su tiempo de la mejor manera posible, para el desarrollo de lo espiritual. Se limitará en sus necesidades y estará conforme con su suerte (con aquello que hace y con sus logros en la vida) y se alegrará de utilizar todo el tiempo libre que le quede en el estudio de la Torá y en la plegaria. Dejando que su objetivo sea sólo “pan y sal,” no deberá amortizar su vida en aras del deseo y del placer. ¡Efectivamente afortunado es él! ¡Todo es bueno para él! (Rabbi Nachman’s Wisdom #308).
En otro comentario relacionado con la misma Mishna, Rabí Natán explica que los más altos niveles de espiritualidad pueden lograrse mediante el deseo de alcanzar el verdadero objetivo. ¿De qué sirve todo el dinero que una persona puede ganar y ahorrar si no tiene relación decente con su mujer y con sus hijos; algo que lamentablemente es muy común? ¡Cuántos sacrificios debe sufrir esa persona para “obtener” sus bienes! Sus deseos de riqueza no lo llevan a lugar alguno y sólo se queda con el conflicto, la preocupación y la depresión. No hay placer en este mundo para aquél que lo persigue. El verdadero placer es sentido únicamente por aquél que está satisfecho con lo que posee. Su vida es considerada vida y sus deseos pueden cumplirse. (Lkutey Halajo, Netilat Yadaim LiSeuda 6:64)


TIEMPO PARA EL ESTUDIO DE TORÁH
Uno de los seguidores de Rabí Natán poseía una pequeña tienda, con la cual se ganaba la vida. Pero este hombre anhelaba dedicar su vida y sus fuerzas al estudio de la Toráh y estaba dispuesto a abandonar su medio de subsistencia en aras de ello. Al presentarle el plan a Rabí Natán, el hombre quedó asombrado de que su mentor no lo aprobase.”En este momento tu corazón está encendido por el deseo y el anhelo de la Toráh. Estás dispuesto a aceptar las dificultades que ello te traiga aparejadas. ¿Pero qué sucederá cuando se apague ese fuego? ¿Qué comerás entonces? ¿Serás capaz de aceptar las dificultades y de permanecer alegre? Permíteme sugerir otra alternativa. Cada día, antes de salir para tu negocio dispón un tiempo para el estudio de la Toráh. Además, guarda una colección de los diferentes libros de Toráh en tu tienda. Siempre que tengas un momento libre utilízalo para estudiar. Si eres constante en el estudio y aun sigues con ese anhelo por la Toráh, cierra tu tienda una hora más temprano y utiliza ese tiempo para estudiar Toráh. De manera gradual puedes entonces aumentar tu dedicación a la Toráh y pedirle a Hashem que te otorgue la libertad para estudiar todo el tiempo. Al final podrás superar los obstáculos y dedicarte con toda tu energía al estudio de Toráh. Por otro lado, si sientes que no puedes mantener ese ritmo de estudio, al menos podrás seguir ganándote la vida” (Aveneha Barzel, p.49 #2).
Su objetivo está dirigido hacia la Toráh y la espiritualidad, todo el trabajo que hagas para ganarte la vida es considerado como una de las Treinta y Nueve Tareas necesarias en la construcción del Tabernáculo. Esto significa que tu trabajo diario e inclusive las cosas mundanas que haces son consideradas santas. Pero si te falta esa fe y no tienes tu vista puesta en lo santo, tu ocupación es considerada como las Treinta y Nueve Tareas de afán y pesado trabajo (Likutey Moharam I, 11:4).
Fije su vista en la Toráh y la plegaria. Haga de ellos su objetivo. Todos salen a trabajar, pero es su motivación lo que cuenta. Mientras que algunos trabajan en las Treinta y Nueve Tareas y no tienen otra cosa para mostrar más que una vida gastada en adquirir gratificaciones materiales, otros, que en apariencia se ocupan de las mismas Treinta y Nueve Tareas, han logrado construir un tabernáculo santo.
Recuerde ante todo: Lo más importante es su deseo. Qué es lo que desea conseguir; y no lo que haya podido o no conseguir. Esto es verdad en general y más aun cuando sus objetivos están dirigidos al logro espiritual. Como dijo el Rebe Najmán: Lo más importante es el deseo, el deseo de servir a Hashem. No hay nadie que pueda decir que sirve a Hashem de acuerdo a Su grandeza. Si algo se comprende respecto a Su grandeza, se verá que es imposible entender como alguien puede afirmar que Lo sirve a Él. Hasta el ángel más alto no puede decir que sirve verdaderamente a Hashem. Por lo tanto, lo más importante es el deseo de servirlo a Él (Rabbi Nachman’s Wisdom #51).
Lo mismo se aplica a nuestra vida cotidiana. Aunque por el momento encuentre difícil dedicarle más tiempo a la Toráh y a la plegaria, no abandone su deseo de hacerlo. Si lo anhela, al final encontrará la manera. Nada se opone a la voluntad, como dice el refrán: Querer es poder.
Dijo cierta vez el Rebe Najmán: ¿Por qué trabajas tan duro y gastas tu vida en ello, si al final nada quedará? ¡Trabaja menos para que algo quede! (La persona que trabaja en aras de los bienes materiales de este mundo agota sus días y éstos ya no vuelven. Incluso todo aquello por lo que ha trabajado también lo abandonará. Pero trabajando menos por lo físico, la persona puede tener el tiempo para dedicárselo a aquello que quedará con ella, sus logros espirituales) (Siach Sarfei Kodesh 1-263).
De esta manera el Rebe Najmán enseña que la persona sólo tiene que orar, estudiar y orar. Si la Toráh y la plegaria es lo que desea, entonces, automáticamente, todo su día, incluyendo las actividades más mundanas, estará dedicado a la Toráh y a la plegaria, a la búsqueda del logro espiritual y de la Divinidad.


PLEGARIA, ESTUDIO Y PLEGARIA
Reb Avraham Jazan dijo que cada Shabat, por la mañana, cumplimos con este concepto de la plegaria, el estudio y la plegaria. Primero oramos Shajarit (la Plegaria de la Mañana), luego escuchamos la lectura de la Toráh. Más tarde oramos nuevamente el Musaf (la Plegaria Adicional) (Rabí Levi Itzjak Bender).
Luego de orar, uno debe disponer de un tiempo para el estudio de la Toráh (Oraj Jaim 155:1). El Rebe Najman indicó de manera inequívoca el uso de los tefilim de Rabeinu Tam, además de los tefilin de Rashi que son utilizados por los hombres. También enfatizó la necesidad de estudiar los Códigos todos los días. Reb Ozer de Umán fue testigo de la costumbre implementada por los Jasidim de Breslov de las primeras generaciones que combinaban estas dos prácticas tan importantes. Cada mañana estudiaban los Códigos con los tefilim de Rabeinu Tam aun colocados (Kojavey Or, p. 80). Esto facilita el “orar, estudiar Toráh y orar,” aún durante la semana. Si luego de estudiar los Códigos después de la Plegaria Matutina, recitamos algunos Salmos o alguna otra Súplica, cumplimos con la indicación del Rebe.

Tal como uno debe diezmar sus ganancias, dando el diez por ciento de nuestro ingreso a la caridad, de la misma manera uno debe diezmar las horas del día para el estudio de la Torá. De manera que una persona que dedica su día a trabajar, debe separar al menos un diez por ciento de su tiempo para el estudio de Toráh. Y la persona que puede estudiar durante todo el día, debería separar el diez por ciento de su tiempo para estudiar las enseñanzas del Rebe Najmán (Rabí Najmán Burstein).

Extracto de la Obra: Cruzando el Puente angosto. Rebe Najmán de Breslov

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