miércoles, 23 de agosto de 2017

Aislamiento Interior (Hitbodedut)



 Al principio, muchos se sorprenden al descubrir que la meditación tiene algo que ver con las enseñanzas de la Torah. Es una cuestión poco tratada en este contexto, y hay numerosas personas muy versadas en los conceptos bíblicos que, prácticamente, desconocen que un buen número de importantes comentaristas judaicos clásicos interpretan algunos pasajes como referidos a experiencias meditativas. 

La razón de ello es que dichas prácticas llevan en desuso casi doscientos años, desde el gran renacimiento jasídico. Cuando se desconoce la experiencia misma, el significado de las palabras usadas para describirla también cae en el olvido, llegando a perderse finalmente el conjunto del vocabulario. Por tanto, antes de entrar a debatir adecuadamente sobre el concepto de meditación tal como aparece en las fuentes hebraicas, se impone desarrollar un vocabulario básico. 

Hay unas cuantas palabras en la Torah que aparentemente tienen importantes connotaciones relacionadas con los estados meditativos del inconsciente, pero tales expresiones no se emplean en este contexto en la literatura posbíblica. Existe, en cambio, un vocablo empleado por críticos, filósofos y cabalistas de forma constante como término que denota meditación: se trata de la palabra Hitbodedut. El verbo “meditar” está representado por la palabra Hitboded. Hitboded deriva de la raíz Baded, que significa “estar solo”. Así pues, literalmente Hitbodedut significa en realidad autoaislamiento y, en algunos casos, no indica más que recogimiento o aislamiento físico. 

Sin embargo, en muchos otros lugares, se utiliza para denotar un estado de consciencia que implica el aislamiento del yo; es decir, el aislamiento de la esencia más básica del individuo. Así es que cuando nos hallamos insertos en un contexto cabalístico, la palabra Hitbodedut cobra un significado mucho más amplio que el simple aislamiento físico. Se refiere a una especie de aislamiento interior en el que el individuo aísla mentalmente su esencia de sus pensamientos. Uno de los más ilustres cabalistas, Rabí Jaim Vital (alumno del Arizal), menciona con mucha frecuencia ese recogimiento mental, y afirma que “uno debe aislarse (hitboded) de sus pensamientos hasta el grado máximo”. Al hacerlo, separa su espíritu del cuerpo en medida tal que deja de percibir relación alguna con su yo físico. 

El alma queda así aislada y, tal como el mismo Rabí Jaim Vital concluye, “cuanto más logre separarse de lo físico, mayor será su percepción”. El estado de aislamiento mental adquiere una gran importancia en la experiencia profética, y aunque se ha deliberado mucho sobre ello, la descripción más clara de dicho estado la presentó Rabí Levi ben Gershon, conocido como “el Ralbag”, a secas. El describe con total claridad que recibir la revelación profética “exige aislar (hitbodedut) la conciencia de la imaginación, o ambas, de las demás facultades de percepción mental”. El Ralbag habla del estado meditativo, al que describe como el aislamiento de la conciencia hasta un punto en que deja de ser perturbada por la imaginación. 

La imaginación a la que él se refiere es el ensueño normal que implica el flujo de la consciencia y de imágenes visuales experimentado cuando todos los demás sentidos están interrumpidos. Es de ésta de la que debe aislarse el intelecto, hasta que el individuo entra en un estado de consciencia puro, no perturbado ni por el ensueño ni por imágenes visuales. 

He aquí la definición normal del estado meditativo, y el resultado final de toda meditación efectiva. Para alcanzarlo, la persona ha de aislar tanto la consciencia como la imaginación del resto de facultades de percepción mental. Para comprenderlo mejor debemos saber que el cerebro humano, a pesar de lo maravilloso que pueda parecer este órgano, todavía resulta bastante ineficaz como aparato del pensamiento. Henry Bergman ha llegado a sugerir que una de las principales funciones del cerebro y del sistema nervioso tal vez consista más en eliminar la actividad y la conciencia que en producirla. Aldous Huxley cita los comentarios del profesor C.D. Broad a este respecto. Afirma que toda persona posee la capacidad innata de recordad todo cuanto le ha sucedido y percibir todos los sucesos que le rodean. 

Pero si toda esa información se vertiera de golpe en nuestras mentes, nos abrumaría por completo; de ahí que la función del cerebro y del sistema nervioso sea protegernos y evitar que seamos abrumados y confundidos por tan enorme cantidad de información que llega hasta nuestros órganos sensoriales. Éstos bloquean la mayor parte de lo que percibimos y recordamos, eliminando todo cuanto nos confunde, de modo que sólo permiten la entrada de esa pequeña y especial selección que es útil. Si esto es cierto en lo referente a las visiones del mundo físico, más cierto sería en lo extraterrenas. 

Si una persona normal fuera capaz de visualizar continuamente el mundo espiritual, le resultaría absolutamente imposible funcionar en el plano físico. Aunque la mente humana posea facultades de percepción y de concentración que ni siquiera imaginamos, nuestra principal tarea consiste en sobrevivir a toda costa, y para hacer la supervivencia posible, todas nuestras facultades mentales deben ser vertidas y filtradas a través de la válvula reductora del cerebro. 

Algunos investigadores sostienen que este efecto de válvula reductora acaso sea muy similar al equipamiento utilizado para bloquear las emisiones de radio perturbadoras. El cerebro produce continuamente un tipo de estática que reduce nuestra percepción y nuestra actividad mental. Esa energía estática es visible. Cuando uno cierra los ojos, ve pasar fugazmente por su mente toda clase de imágenes al azar. Es imposible concentrarse en ninguna de ellas más de un instante, y cada una se ve oscurecida por una avalancha de nuevas imágenes que se le superponen. Esta estática puede verse también con los ojos abiertos, pero en general ignoramos dichas imágenes por ser muy débiles comparadas con las de nuestra percepción visual. No obstante, la estática reduce nuestra percepción, tanto del mundo que nos rodea como de nosotros mismos. 

Más aún, hace imposible percibir en modo alguno el plano espiritual, al menos en un estado de consciencia normal. Por todo ello, uno de los propósitos más importantes de la meditación es eliminar éste y la estática correspondiente. Como explica el Ralbag, esto se consigue aislando la esencia de la consciencia de la imaginación, parte de la mente que produce tal estática mental. Cuando esto se logra, es posible ver y comprender las cosas con mucha mayor claridad, e incluso adquirir la percepción del plano espiritual. 

Rab Aryeh Kaplan

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